Fito Páez y la Náusea (Clarín, 18/7/2011)
Sartre sostenía que “cuando uno llega a comprender (que la realidad es contingente), se le revuelve el estómago y todo empieza a flotar… eso es la Náusea”. Al personaje de su novela lo protegía abandonarse a la embelesadora voz de una cantante negra.
A Fito su arte lo ha abandonado, y la náusea se ha enseñoreado con él. Su condición de hijo único criado sin madre lo forjó hipersensible. Y repele a la mitad más uno de sus vecinos que votaron PRO o afines; imagino, por proporcionalidad, cuántos otros eventos también lo perturban profundamente.
Sin considerar a los vecinos que, recíprocamente, repelen su voz, filmaciones, cancioncillas y letras, cabe rastrear en éstas la expresión del origen de su mal:
Yo siempre me pierdo en el mismo camino/Voy quedando solo cada vez más, ¿y qué?/Mi corazón ya no me basta./Pero en realidad, nena/Yo sé que en verdad sólo pienso en mí/Insoportable, insoportable/En Buenos Aires falta guita/Pero sobran corazones condenados a latir/Es sólo una cuestión de actitud/Y no quejarse más de todo por cierto/Dale alegría a mi corazón/Que ayer no tuve un buen día, por favor/Yo no sé dónde va mi vida/Chau, hasta mañana.
No creo que sea conveniente liberar el consumo de cualquier producto, con independencia de sus efectos. Hacerlo es liberar la Náusea. Y la Náusea, da náusea.
Mario Morando. Legislador porteño 2003/2007.
MundoMorando 