Soy porteño de adopción, casado, con dos hijos, y presidente de la Fundación del Banco Ciudad desde 2013. Estoy convencido de que la historia se puede cambiar en una Latinoamérica complicada, y apuesto por apoyar y crear proyectos serios para una sociedad cada día más exigente y demandante.
Cuando estudiaba, pensaba dedicarme a la investigación teórica de los problemas económico-sociales. Tenía una concepción de que había un conocimiento científico puro de la economía.
Tuve la suerte de trabajar con personas destacadas del campo académico en mi época de estudiante. Pero, a medida que fui entendiendo cómo funcionaba el mundo, me di cuenta de que la verdad era una mezcla de la teoría y la realidad, entonces tuve la iniciativa para conocer cómo era el mundo de la realidad.
Con ese objetivo me inscribí en un concurso, que se anunciaba en el diario, para una práctica rentada. En el concurso participaron novecientos interesados y las plazas eran para diez. Las prácticas eran en un grupo industrial grande, el Grupo Socma (sociedades Macri), y por un año. Al lograr una de las plazas esto me permitió hacer una conversión de mi pensamiento abstracto sobre la economía y, además, mi paso hacia la vida laboral. Luego de un año de estas prácticas me ofrecieron incorporarme de forma efectiva a este holding industrial. Así pasé 23 años en distintas posiciones de este grupo empresario.
En los comienzos, durante unos diez años, estuve abocado al control de gestión, en términos administrativos financieros. Desarrollando tableros de indicadores de control e interiorizándome en todos los procesos contables de medición. Pasado el tiempo me despertó curiosidad la parte financiera, la obtención de fondos, las relaciones con los bancos, la colocación en el mercado de capitales; en esta área estuve 13 años involucrado.
En un determinado momento me suceden dos cosas: en primer lugar, en lo personal, empiezo a percibir un límite conceptual de mi carrera, si bien en términos de responsabilidades no hay una limitación sí lo comencé a encontrar en lo referente a la creatividad. Y en la visión del individuo que forma parte de una sociedad, la paradoja es que la actividad privada encuentra, en esta sociedad subdesarrollada, un techo por falta de eficientes instituciones públicas.
Con estos dos tipos de límites, en lo personal y en lo social, fue lo que me llevó a pensar en nuevos horizontes, nuevos desafíos. Justo estaba cavilando sobre mis alternativas de desarrollo futuro, cuando un día de 2003 recibo una llamada de parte de Mauricio Macri, comentándome que necesitaba personas con formación privada para llevar ese empuje a la actividad pública.
Esta situación me vino como anillo al dedo para determinar y emprender un nuevo camino acompañando a Mauricio Macri, lo que me llevó a ser electo por el partido Compromiso para el Cambio como diputado porteño para el período 2003/2007.
Entre la actividad pública y la privada hay varias diferencias que tienen que ver con la naturaleza de la propiedad. En una empresa la propiedad está definida, los dueños y los jefes están definidos. En cambio, en un cargo político electivo, donde prevalece la soberanía del pueblo, la situación es totalmente distinta. Con la propiedad sucede lo mismo. Mientras en la empresa se privilegia la rentabilidad económica, en la función pública el objetivo es el bien social. Con respecto a las posibilidades económicas de los proyectos, aquí también encontramos una gran diferencia. En lo privado los proyectos son acotados económicamente, para buscar rentabilidad; en la función pública son casi ilimitados, desde ya conservando la razonabilidad del mismo. En los objetivos de los proyectos y acciones públicas son realizados según valores sociales, y la retribución está dada por los votos. Todo se vuelve más ambiguo. El consenso es mucho más complicado, ya que en una compañía la junta está más aglutinada en torno a los dueños, con el propósito de conservar y maximizar esos valores tan acotados. En la función pública es mucho más complejo, ya que hay que consensuar valores con muchas más personas, además de que las unidades de medición son más heterogéneas. Por eso considero que el desafío es mucho mayor, ya que las compañías privadas en el país funcionan bien y el Estado no.
Este camino por el cual he optado, la tarea pública, me tiene muy entusiasmado. Me ha dado nuevos aires y me ha llevado a una nueva etapa creativa en mi desarrollo; por esto mismo quiero mencionar la oportunidad y el incentivo que he recibido de quien lidera nuestra nueva fuerza política que es Mauricio Macri. De quien estoy convencido tiene la capacidad para generar un cambio profundo en nuestra sociedad. El proyecto de Macri tiene cuatro características fundamentales que lo hacen distinto al resto. Al cual me sumo y acompañaré como sea más conveniente. En primer lugar, atacar problemas concretos, en vez de hacer una política de las ideologías y de las cuestiones generales, tomar problemas concretos de la ciudadanía y tratar de darles soluciones desde el sector público.
El segundo principio es no resolver esos problemas a costa de los derechos de otros. En tercer lugar, mejorar las instituciones para lograr seguridad jurídica y de esa manera hacer que el crecimiento sea sostenible y no sea simplemente comerse el capital como muchos creemos que hoy está sucediendo en la Argentina. Se ha demostrado que la famosa frase «Mientras haya negocio la cosa va andar bien» es falsa. Los negocios deben darse en un clima de instituciones serias, estables y evolutivas pero previsibles y de seguridad jurídica.
Como cuarto concepto tener una buena relación con el resto del mundo, siempre predispuesto a aprender y no cerrar Argentina para transformarla en negocio de unos pocos políticos.
A través de este blog me he propuesto compartir con ustedes mi visión personal sobre temas de interés de nuestro país y de la cultura en general.
Curriculum vitae
Mario José Morando nació en Mar de Plata (Buenos Aires, Argentina) en agosto de 1959. Asistió allí al ciclo completo del Instituto Peralta Ramos, con medalla de oro. En 1984 egresó de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA como Licenciado en Economía, habiendo colaborado en el Instituto de Investigaciones Económicas con los Dres. Jorge Fernández Pol, Rolf Mantel y Alfredo Canavese, en estudios de teoría microeconómica y del crecimiento económico.
Sin embargo, abandonó la academia para desempeñarse durante 23 años en el campo de la administración y las finanzas, para estar en directo contacto con los problemas económicos prácticos.
En 2003 fue convocado por Mauricio Macri para colaborar en su proyecto político, resultando electo diputado porteño. Presentó unos 100 proyectos propios y logró que la Legislatura los convirtiera en 22 leyes, 36 resoluciones y 20 declaraciones. (ver aparte)
Entre sus artículos se destacan (ver la totalidad en este blog):
Es autor de los libros «Frigerio, el ideólogo de Frondizi (apogeo, ocaso y renacimiento del desarrollismo argentino)» (2013, ed. AZ); «Economía y Orden Jurídico» con Marcelo Gioffré (1994, ed. Ad-Hoc), que desarrolla la temática de la falta de institucionalidad argentina y sus efectos negativos sobre el orden económico de la época, cuestión que tiene plena vigencia; y con otros autores «Desafíos argentinos en el Bicentenario» (2010) y «Independencia e Integración Nacional: dos siglos de búsquedas» (2016). Como editor «Integrando Argentina al Mundo» (2015).
Desde 2008 a enero de 2013 fue director del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, directorio compuesto por 4 abogados y 2 economistas: Federico Sturzenegger y Mario Morando.
Tuve la suerte de conocerlo y llevar adelante 2 proyectos culturales. Conocí a un gran ser humano, hiper profesional y a la vez super expeditivo en la realización de los proyectos. Una gran pérdida.
Un extraordinario ser Humano, tuve el gusto de compartir su amistad, un excelente profesional , como su CV lo demuestra…lamentable su partida….
Tu claridad, sabiduría y don de gente te enaltecen.
Un extraordinario profesional y un excelente ser humano.-