(diario La Nación, suplem.economía, domingo 11/6/2017)
Podemos citar al menos 5 fuentes de progreso económico en una comunidad: a) más aprovechamiento de los recursos locales disponibles; b) descubrimiento de nuevos recursos domésticos; c) mayor escala de producción interna; d) mejora tecnológica local (nuevos procesos o productos); y e) intercambio comercial con otras comunidades, capaces, por ejemplo, de capturar las mayores eficiencias extranjeras o impulsar a los productores locales a emularlas. Comerciar internacionalmente es competir para bajar costos y mejorar la calidad de nuestros productos.
El comercio trae progreso neto siempre que no se hagan trampas. En esos casos, la competencia comercial genera perdedores, algunos de ellos por haber sido simples aprovechadores de posiciones de privilegio, pero muchísimos otros por ser empresarios/trabajadores honestos que necesitan apoyo para reconvertirse. Los acuerdos de comercio tienen el doble sentido de tender a una competencia leal y establecer mecanismos para compensar perdedores.
En nuestra región, el MERCOSUR, llamado a ser una exitosa plataforma de acuerdos entre sus integrantes y sus vecinos, muestra resultados dispares a lo largo de la última década: Perú creció 80%, Chile 50%, Argentina y Brasil 30%, Venezuela 10%. Asimismo, aumentó el comercio interregional, aunque sólo el 20% de las exportaciones son intrazona, mientras que en la Unión Europea suman cerca del 60%.
Por otra parte, ha permitido salir a buscar nuevas oportunidades fuera del área para beneficiarnos conjuntamente, pero sin acordarse aún los criterios que adoptaremos con terceros, la convergencia fiscal y financiera interna y (mientras esa convergencia se da) los posibles mecanismos de compensación.
Otra cuestión a despejar es la falta de liderazgo de Brasil, debido a sus problemas políticos internos, siendo que representa el 50% del territorio, población y producción sudamericanos.
No importa que algunos actores globales estén intentando reducir su exposición a la competencia. El mundo es muy grande y quedan muchos otros que necesitan seguir compitiendo. No debemos perder de vista que el comercio nos acerca a varias de las fuentes del crecimiento, hacia una estructura productiva más diversificada y, por lo tanto, flexible. La concentración del 60% de las exportaciones de Latinoamérica en materias primas genera riesgos y dificulta la integración.
Fundación Banco Ciudad presentó este ámbito de debate y análisis junto con La Nación, así como en años anteriores lo hiciera con el federalismo y las economías regionales, convocando a destacados especialistas y a una pluralidad de voces, con la idea de hablar claro y avanzar en el necesario proceso de integración, tanto regional como de Argentina con el resto del mundo.