MundoMorando

El blog de Mario Morando

Feliz centenario de músicas reas

bandoneon

La música clásica surgió financiada por la clase pudiente, a cuyos miembros se dedicaban las obras. Jazz&Tango surgieron del fango, financiados por consumos de parroquianos en bares.

El arte tiene raíz en el sufrimiento, al que trata de sublimar. Sin discriminación racial, marginamiento social, inmigración, ni emigraciones internas, no habría habido Tango&Jazz.

Sobre esas bases se expresaron 2 pulsiones musicales características de las riberas de los deltas del Plata y del Misisipi; donde confluyeron aborígenes, esclavos e inmigrantes. De raíces europeas/africanas, nadie podrá precisar cuándo surgieron.

Del jazz se encuentran antecedentes hacia 1770, en los “gritos de campo” (work-shouts) de los esclavos sureños, para matizar sus arduas tareas. Con la Iglesia Negra (1830) surgían los spirituals. El fin de la guerra civil norteamericana (1865) generó gran oferta de instrumentos de bandas militares en casas de empeño, accediendo marginados a su única liberación posible: la música.

Hacia 1870 apareció el blues; el ragtime en 1879. En 1890 bandas como la de Manuel Perez, Johnny Schenk, Buddy Bolden y John Robechaux se aproximaban al jazz. Jelly Roll Morton decía haberlo inventado en 1901. Sin duda tal música se tocaba, al menos, desde entonces[1]. En 1911 Irving Berlin estrenó su Alexander´s Ragtime Band. Y el 6/3/1913, el San Francisco Bulletin publicó por vez primera un artículo con la palabra “jazz”.

El jazz cumple 126 años. Pero el 26/2/1917 la Original Dixieland Jass Band de Nick LaRocca grabó One Step y Livery Stable Blues para la Víctor Talking Machine[2]. Y hoy lo pre-festejamos.

Del tango hay precedentes en 1862: 4 hombres y 2 mujeres detenidos en un conventillo por “bailar tirando cortes abrazados”[3]. Hacia 1880 surgieron cuasi-tangos camperos, de payadores como Gavino Ezeiza (de origen afro). En 1884 Casimiro Alcorta (violinista afro-argentino) estrenó el primer tango cantado: Cara Sucia. El Entrerriano, lo compuso el afro-porteño Rosendo Mendizábal en 1897. Ese mismo año, en la zarzuela Justicia Criolla, se denominaba al género: “tango”. De 1898 es Don Juan; de 1903 El Choclo[4], de 1905 La Morocha y de 1906 El Porteñito.

La “tangomanía” se expandía hacia Europa, por la atracción que generaba un baile de gran contacto corporal. Ese triunfo exterior lo jerarquizó en Argentina, antes percibido como música orillera, “grasa e inmoral”. Gobiernos europeos prohibieron danzarlo[5].

El bandoneón sustituía a la flauta (hasta entonces compañera del violín y la guitarra); la firma Alfred Arnold Bandonion (“doble A”) los proveía desde Alemania. Paradojalmente, un instrumento inventado en 1836 por Heinrich Band, para reemplazar al órgano en actos religiosos ambulantes, terminaba arraigado en prostíbulos de este lado del océano, según expresó Horacio Salas; quien también señaló: “Gracias al bandoneón el tango se hace melancólico y arrastra en su sonido la triste situación del inmigrante, que añora su terruño, y del criollo, que se siente desalojado de los campos que ha debido abandonar de mala gana.” Aseveró Borges: “Todos los tangos de la guardia vieja me han gustado mucho. La decadencia del tango empieza con La Cumparsita porque se pone sentimental. En cambio los tangos de la guardia vieja, son todavía el coraje y la alegría de la milonga. Los otros ya son rezongos y quejas. Quizás el bandoneón primó sobre el tango.”[6]

En 1911 llegó al aristocrático cabaret Armenonville. El piano sustituía a la guitarra: más volumen para salones más amplios.

El tango cumple 136 años. Pero fue un ignoto día de 1916, cuando Pascual Contursi le puso letra a Mi Noche Triste (de Samuel Castriota), relatando un drama personal. Hoy celebramos el centenario del tango-canción-dramática[7] [8].

A 1880/1925 se lo denomina “Guardia Vieja”. “Guardia Nueva” llegaría al apogeo en 1940. Hacia 1955, tango y jazz liberaron su atadura al baile: Piazzolla (trans-tango) y Gillespie (hard-bop) lideraron esa revolución instrumental. Desde 1970 decayeron en el sentir popular, cesando nuevas composiciones. El tango renació hacia 1980 a partir de quienes se reúnen a bailarlo; pero su renovación musical es incierta. Triunfó como danza; no como pensamiento musical. El jazz terminó tan fusionado que, afirmo temerariamente, se disolvió en sus derivaciones.

Desde la Fundación Banco Ciudad nos surgió instintivamente celebrar en el Colón[9], conjuntamente Tango&Jazz: a) por su colorido americano y popular; b) para que los tangueros escuchen jazz y los jazzeros escuchen tango; y, por sobre todo, c) para afianzar su precaria sobrevivencia: incentivando la escucha masiva de estas músicas, hoy reducidas a un ámbito de fans; y ejemplificar a las nuevas generaciones cómo es posible arte- popular-de-calidad.

Para que la máquina de los sueños musicales se vuelva a poner en funcionamiento, generando nuevo tango & nuevo jazz.

Al menos, por otros 100 años.


[1] En 1901 Porter Steele, estudiante de derecho en Yale, escribió un tema tan jazzístico como High Society; al poco tiempo Robert Becker lo arregló para orquesta e inventó el brillante solo para piccolo que luego Alphonse Picou transpusiera para clarinete; habría sido grabado por la Prince´s Band el 6 de mayo de 1911 en Columbia Records.

[2] Primera grabación con la palabra “jass”. Aunque en 1907 la banda (negra) de Wilbur Sweatman, grabó el Rag de la Hoja de Arce; y en julio 1914 W.C.Handy (negro) grabó su Memphis Blues. Los blancos llegaron después, pero quedaron primeros. También hubo blancos que llegaron antes que otros blancos: George H. O’Connor grabó en febrero de 1917 Ephraham’s Jazbo Band; y Arthur Fields lanzó en marzo Everybody loves a ‘Jass’ Band. Pero la grabación de LaRocca (blanco) tuvo un éxito arrollador y quedó como la “primera”.

[3] Interpretamos, los hombres con las mujeres.

En la crónica expuesta por “Viejo Tanguero” (José Antonio Saldías?) en su nota del 22 de septiembre de 1913, publicada en el diario “Crítica”, bajo el largo título: “El Tango, su evolución y su historia. Historia de tiempos pasados. Quienes lo implantaron”.

Allí expresa que hacia finales de la década del 70’ del siglo XIX, las “sociedades candomberas” se encontraban establecidas en el “Barrio del Mondongo”, territorio limitado, aproximadamente, por las actuales Av. Independencia, México, Av. Entre Ríos y San José. Estas sociedades, integradas según los diversos orígenes de los afro-porteños eran, en esencia, instituciones mutualistas destinadas a reunir fondos para conseguir la libertad de sus asociados.

Ahí, ocurrìan fiestas con eje central en el candombe. Baile de pareja no enlazada, “gesticulando los contoneos del pasado candombe…naciendo a poco el memorable tango” al decir de “Viejo Tanguero”. Y agregaba: “a poco de ser difundido, el nuevo baile se hizo general y lo tomaron los compadritos del arrabal, donde funcionaban los peringundines con la tradicional milonga”.

[4] Mi tango favorito.

[5] “Porque, si en todos los otros bailes está en peligro próximo la moral de los bailarines, en el tango la decencia se encuentra en pleno naufragio, y por este motivo el emperador Guillermo lo ha prohibido a los oficiales cuando estos vistan uniforme.” L´Observatore Romano, 1914.

[6] El primer solo de bandoneón lo grabó Juan Maglio (Pacho) en 1912, con el tango La Sonámbula.

[7] También en 1916 Roberto Firpo estrena La Cumparsita, del uruguayo Matos Rodríguez, en el bar La Giralda (Montevideo); sin letra hasta 1924. Era el canto del cisne de la Guardia Vieja.

[8] Gardel, que venía de cantar temas criollos-camperos, estrenó Mi Noche Triste a principios de 1917. Pre-existían cantores de tangos-canción-pícaros (no dramáticos). Se migraba de un tango-canción-dicharachero a un tango-canción-sentimental. Y por lo tanto, el cantor cobraba máximo protagonismo, pues una cosa era interpretar una chanza y otra un drama.

[9] Donde el 29/6/1990 se fundó la Academia del Tango, hace ya 26 años.

(10) Cito el siguiente artículo, que como podrán ver me inspiró varias situaciones:

El nacimiento del jazz

Por Néstor Ortiz Oderigo

En el siglo XVIII llegaron los primeros esclavos negros a Louisiana, por entonces Norteamérica francesa, con sus tambores y ritmos africanos, que sonaban como flautas. Coordinaban movimientos de trabajo, tales como descortezar maíz, talar o construir chozas, con melopeyas rítmicas. En la Plaza Congo de New Orleans golpeteaban quijadas de caballo, calabazas llenas de semillas. Desde Haití y Cuba llegaban sonidos de sus hermanos de color y desgracia. Y hacia 1830 surge la Iglesia negra, que celebraban reuniones a campo abierto, entonando los primeros spirituals, que lo comunican con Dios.

Vedados como estaban los trabajadores negros de comunicarse con sus conocidos de las plantaciones vecinas, recurren al holler, gritos de cuatro compases para comunicarse a través del dolor. Luego se agregan las palabras: nació el blues, que comunica la expresión de la vida terrenal cotidiana.

Pronto se agregan instrumentos a las solas voces. Y al agregarse el baile, los pianistas se ven obligados a hacerse oír claramente por sobre el bullicio de las salas de baile. Los cuatro tiempos del blues se convierten en ocho: aparece el boogie-woogie o eight-to-the-bar (ocho tiempos por compás).

El banjo, originario de Senegal, es el segundo instrumento luego del tambor.

Cuando la guerra de secesión finaliza, en el Sur norteamericano reina el mayor caos. Los negros son teóricamente ciudadanos libres, pero huérfanos de hogar, de instrumentos de labor, de tierras y de animales; deambulan por las calles sin saber qué rumbo tomar, hacia quién recurrir ni a qué dedicarse. Todos los caminos están herméticamente cerrados para ellos. Todos los caminos menos uno: el de la música.

New Orleans ha sido teatro de sangrientos y decisivos encuentros en la lucha fraticida. Cuando las fuerzas de Grant derrotan a las de Lee, la ciudad presencia la desmovilización de importantes batallones de las fuerzas confederadas que se habían alzado contra Lincoln. Los instrumentos de sus bandas no tardan en aparecer en las casas de empeño y en negocios de compra-venta. Por exiguas sumas, varios negros se apoderan de ellos: ¡es la salvación!

De la noche a la mañana, la ciudad de los cien rostros y sus aledaños, se ven invadidos por un nuevo ejército. No es belicoso. Es un ejército pacífico. Cuyos miembros empuñan trombones, clarinetes, cornetas, trompas…

 

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Un comentario el “Feliz centenario de músicas reas

  1. Antonio Alvarez Dorrego
    23 septiembre, 2016

    Marito, que fácil es para vos resumir y relatar hechos culturales. En el tema que abordás en este artículo aparece la idea del antropólogo qué cuenta orígenes culturales desde el simple análisis de la realidad. Con o sin tu permiso, le copiaré tus líneas a algunos de mis contactos.

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Esta entrada fue publicada en 19 septiembre, 2016 por en Música y etiquetada con , , .
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