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El blog de Mario Morando

¿Qué moneda sustituirá al dólar? (iEco, 4/12/2008)

moneda

Los derivados financieros ya están impactando en las empresas de la economía real que apostaron a ellos; lo hará también el inminente aumento de la tasa de interés, pues la destrucción neta de crédito aumentará su escasez, independientemente de los deseos gubernamentales, al menos durante un cierto lapso; realimentando así la presión sobre las entidades financieras. Los nuevos «agujeros negros» privados, a ser solventados con fondos públicos, deteriorarán aún más la solvencia fiscal de las grandes economías.

Si fuera el caso que la consiguiente aceleración en la creación de dinero diera vida a una inflación «licuadora» de deudas, tornando la tasa de interés real negativa, entonces enfrentaríamos un mundo inflacionario hasta licuar la crisis. Pero si los relativamente exigüos recursos públicos quedaran sepultados por montañas de deuda privada incobrable, no quedaría más salida que un estancamiento de precios al compás de una destrucción de activos crediticios que ninguna política monetaria contracíclica pudiera contrarrestar, dada su magnitud. La historia del siglo XX nos enseña que los ciclos bajista en los mercados de valores han durado en promedio unos 17 años: 1901-21, 1929-49, 1965-82.

Cuando alguno de estos panoramas se despliegue durante 2009, ¿seguirá el dólar siendo elegido como reserva de valor? La corrida de acciones y bonos privados hacia bonos estatales en dólares a la que estamos asistiendo, podría tornarse en huída hacia activos en otras monedas. Las autoridades de Taiwán acaban de prohibir a las compañías aseguradoras adquirir nuevos títulos de Ginnie Mae, despreciando las garantías del gobierno americano.

De los 10 billones de dólares de bonos (públicos y privados) y acciones estadounidenses en poder de extranjeros hacia fines de 2007, Japón, China e Inglaterra mantenían 1 billón cada uno; los paraísos fiscales, 2; 9 países centrales, 2,5; y 2,5 en países menos desarrollados. ¿Cuál de ellos podría tomar el rol de suministrador de liquidez en moneda confiable?

Nótese las cualidades necesarias para jugar tal rol: no restricciones al movimiento de capitales, sistema financiero desarrollado (amplio, transparente, con bajo costo transaccional, líquido), instituciones corporativas serias, ubicación geopolítica apta.

Los países petroleros, que tienen el dilema diario de la colocación de sus sostenidos excedentes, podrían transformarlo en oportunidad para desarrollar su propio centro financiero internacional, pero no cuentan con instituciones acordes. China, favorecida por los flujos de comercio, no dispone de un sistema jurídico susceptible de convertirla en guarida masiva de la liquidez internacional. Además ¿por qué serían sus planificadores mejores que los soviéticos?

Si descartamos la vuelta al patrón oro, sólo queda volver al multimonetarismo. El euro y el yen aumentarían su proporción en las reservas mundiales, desde sus actuales niveles de 27% y 3 %, respectivamente, en desmedro del dólar, hoy 63% de dichas reservas. Simplemente sería el fin de una anomalía de larga data, pues la participación de USA en el mercado financiero global es de sólo 30%.

Además resulta esperable la disminución de la propensión a atesorar monedas fiduciarias, dada la incertidumbre de su valor (los países ricos mantienen divisas por el 4% de su producto; los pobres, un excesivo 20%). ¿Para qué atesorar monedas inseguras?

En 1929, cuando los tipos de cambio eran fijos entre sí en términos de oro, las reservas monetarias fiduciarias eran el 40% del total de las reservas: 45% libras esterlinas y 55% dólares. El dólar había ido logrando su rol como moneda de reserva paulatinamente. Cuando en 1933 se devaluaron las monedas contra el oro, todas perdieron credibilidad, y los agentes económicos las liquidaron para readquirir el tranquilizador oro. La supremacía de las monedas de reserva nunca fue única ni estable.

Tal vez la distribución de tareas entre las diferentes áreas monetarias haya sido demasiado sencilla desde 1945, debiendo prepararnos para un escenario fragmentado. La naturaleza de los inminentes conflictos bélicos, que siempre las crisis financieras internacionales han despertado, jugará un rol decisivo a la hora de delinear esas áreas monetarias.

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Esta entrada fue publicada en 4 diciembre, 2008 por en Economía internacional y etiquetada con .
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