Borges popularizó la noción de «democracia como abuso de la estadística». No pensó en la posibilidad recíproca.
El kirchnerismo nos ha demostrado que sí, con el desplazamiento de una funcionaria del Indec. Un atropello a la veracidad y fiabilidad de la información pública; ¿quién confiará en el índice de inflación?
Belgrano resaltó la importancia de conocer con precisión la riqueza y pobreza de la Nación. No disponemos del listado de inmuebles públicos ni de las colocaciones financieras de las provincias, ni siquiera de las víctimas en accidentes de tránsito, donde las cifras oficiales difieren tres veces de las estimadas por ONG.
La contabilidad pública se lleva por partida simple, es decir que no puede saberse si la caja «cierra» a fin de año. Ahora ni siquiera conoceremos algo tan elemental como la inflación. No es la democracia quien amenaza esta vez a la estadística, sino quienes pretenden enseñorearse con ella para transgredir los límites del mandato popular. Será el pueblo quien se deje avasallar en su nombre o le ponga límites.
Mario Morando. Economista y diputado macrista.